0 cookie(s) ● jueves, 23 de junio de 2011 ● 0:45:00
Me senté en el sillón a pensar un poco y a relajarme antes de partir al aeropuerto para volver a mi adorada China; me gustaba Corea, pero no había nada como estar de vuelta en casa.Estaba en eso cuando de pronto sonó mi celular, ¿A quién se le ocurría interrumpir mis pensamientos? De seguro era Sungmin que quería encargarme algunos dulces chinos. Saqué mi celular del bolsillo y vi que era un número desconocido, jamás le contesto a personas que no conozco pero por algún extraño motivo esta fue la primera vez
-¿Si? - pregunté al contestar
-¡No puedes irte! - contestó del otro lado una voz muy suave y con un acento extraño
-¿Con quién hablo? - estaba confundido, no recordaba haber escuchado esa voz en toda mi vida
-Viajé desde muy lejos hasta Corea solo para conocerte y ahora me entero de que el día que yo llego justo se te ocurre ir a China, si te veo llegando al aeropuerto te secuestro y nunca más te dejo ir-
Después de eso lo único que pude escuchar fue el tono de colgado. La llamada me dejó con millones de preguntas en la cabeza. Al menos ahora podré pensar en algo durante el viaje.
Tomé mi maleta, salí del edificio y tomé un taxi con dirección al aeropuerto; no era mucho el tiempo que pasaría lejos de Corea, sin embargo estaba seguro de que extrañaría sus calles y a la gente que todos los días me entregaba su cariño. Después de algunos minutos dando vueltas por las calles llegué por fin a mi destino, bajé del taxi con un poco de temor, a pesar de que creía que la llamada no había sido más que una simple broma, había probabilidades de que fuera cierta. Tomé mi maleta y caminé hasta la puerta del aeropuerto fijándome en todas las personas que pasaban a mi alrededor, estaba temeroso de que ese alguien que me llamó cumpliera su amenaza. Cuando por fin entré me sentí más relajado, ya no me habían secuestrado afuera, acá adentro estaban los guardias que me protegerían si alguien se me acercase. Me senté en unas bancas que habían, todavía faltaba mucho para que mi vuelo saliera, de pronto, sentí como una mano helada y fina recorría mi espalda y mi cuello
-Te lo advertí – me susurro al oído la misma voz extraña que me había hablado por el teléfono
Me puse de pie rápidamente y me voltee para ver quién era la persona que me estaba poniendo tan nervioso y grande fue mi sorpresa al encontrarme con una chica de cabello muy largo y castaño y unos ojos cafés grandes, se notaba que era extranjera, no me fue difícil deducir porque tenía un acento tan raro. Ella estaba ahí, de pie detrás de la silla en la que estaba sentado hace unos segundos, mirándome fijamente
-¿Quién eres? – le pregunté mientras trataba de tranquilizarme, esa chica había logrado darme un gran susto
-Me llamo…no espera…si te digo mi nombre irás con la policía- me miró de manera amenazante, tratando de evitar que hiciera algo que ella no quisiese
La quedé mirando de forma seria, no iba dejarme amedrentar por una chica como ella, que hace llamaditas raras a mi teléfono
-¿Qué es lo que quieres? – ya estaba un poco cansado de no obtener respuestas
-Quiero conocerte, pero si te pones a la defensiva lo haces un poco difícil – me contestó con su extraño acento
-Mira – le dije mientras tomaba mi maleta para retirarme –mi vuelo sale en pocos minutos, así que me temo que no puedo seguir hablando contigo, nos vemos en otra oportunidad –
-Ni si quiera pienses en irte – me dijo la chica con tono de enfado y en un abrir y cerrar de ojos salió corriendo con mi maleta
Salí tras ella, mientras gritaba con desesperación que alguien detuviese a esa ladrona, pero la gente parecía estar sorda y en vez de ayudarme lo único que hacían era quedarse ahí parados viendo como yo corría detrás de esa chica.
Salimos del aeropuerto y ella parecía no tener intensiones de detenerse. Corrimos cinco cuadras y yo ya no pude más, la chica me tomó mucha ventaja y con lo cansado que estaba era imposible que la alcanzara. Yo soy un gran deportista y mi capacidad respiratoria es bastante buena, pero ¡demonios! Esa chica como corría, estoy seguro de que no es humana. Puse mis manos en mi cintura y traté de calmar mi agitada respiración, no estaba preocupado por mi maleta, sabía que la chica volvería o al menos me haría una extraña llamada, lo que me abrumaba el pensamiento era que mi vuelo salía en unos minutos y no lo podía perder.
-¿Estás cansado? –
Sentí como mi alma salía y me volvía al cuerpo, esa chica había logrado darme un gran susto ¿Cómo llegó detrás de mí? ¿No estaba dos cuadras más adelante? Voltee a verla y me sorprendí, no se notaba que estuviese cansada y tampoco se le notaba que hubiese corrido. Estaba ahí, de pie sonriéndome, con mi maleta entre sus manos
-¿Tú no? – le pregunté tratando de disimular el susto que me había dado
-Yo no, estoy preparada para cosas como estas, una buena amiga mía me entrenó para ocasiones así – me contestó con su sonrisa de siempre, ya comenzaba a irritarme verla tan sonriente mientras me causaba tantos problemas
-Escúchame – sus ojos parecieron abrirse dándome a entender que me estaba prestando toda la atención del mundo -Mi vuelo está a pocos minutos de salir y no me puedo ir si tú no me devuelves mi maleta, así que por favor…-
-Ni lo sueñes – me interrumpió -Tú no te vas a ninguna parte-
-No me estás dejando más opciones- le dije en un tono muy serio
En un acto desesperado tomé a la chica de un brazo y la arrastré por las cinco cuadras que habíamos corrido hasta el aeropuerto, el tiempo me estaba jugando en contra. Entramos en el aeropuerto chocando a toda la gente que se nos cruzaba, me acerqué al mesón y compré un boleto para China, por fortuna, el asiento de mi lado estaba vacío. Caminamos hasta la salida del, ahora, nuestro vuelo. Ella parecía no entender nada de lo que sucedía, miraba para todos lados desconcertados y me preguntaba a cada minuto hacía donde la estaba llevando y lo que estaba haciendo, para su desgracia, estaba muy ocupado tratando de llegar al avión, así que no le podía responder sus preguntas.
Después de varios minutos corriendo entre pasillos y chocando con gente, pude respirar tranquilo en mi asiento del vuelo hacía China, a mi lado estaba sentada la chica sin entender lo que sucedía
-¿A dónde vamos? – preguntó después de guardar silencio varios minutos en los que observó a su alrededor
-A China – le contesté mientras me acomodaba en el asiento, estaba tan cansado que podría quedarme dormido, pero con esta chica a mi lado sería un peligro
-¡¿Iré a China contigo?! ¡WAAAAAAA QUE EMOCIÓN! – gritó asustando a todos los del avión
-Si, y si no te callas no tengo ningún problema en hacer que te bajen ahora mismo – la miré de forma amenazante, esperando que por fin se comportara
-No te preocupes querido ZhouMi, me quedaré aquí quietecita y calladita – me dijo con esa sonrisa tan característica de ella.
Se quedó en silencio durante un largo rato. Una vez que el avión ya estuvo en el aire y podíamos disfrutar del viaje, interrumpió su largo minuto de silencio:
-Gracias – me dijo casi en un susurro
Yo solo le respondí con una sonrisa y me acomodé para poder dormir, había sido una mañana tan larga…
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